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Bogotá, marzo 29 de 2011.- Una nueva especie de orquídea fue reportada por los biólogos Alejandro Calderón y Diego Rodríguez, de la compañía Poligrow, en el municipio de Mapiripán (Meta). Se trata de Stelis garayi, una especie que había sido reportada para Guyana, Venezuela y Ecuador y ahora también para Colombia.

De acuerdo con el reporte de los investigadores, esta orquídea epífita tiene una inflorescencia compuesta por diminutas flores que no sobrepasan los cinco milímetros de diámetro. Su color es purpuráseo y como característica conspicua presenta vellosidades blancas en el ápice de los sépalos. Estos detalles permitieron a los biólogos determinar la identidad taxonómica de la especie, la cual fue confirmada con autoridades en este grupo como el doctor Pedro Ortiz Valdiezo, de la Pontificia Universidad Javeriana; el doctor Carl Luer y la doctora Lisa Thoerle, del Jardín Botánico de Missouri.

Todos coinciden en afirmar que se trata de un interesante hallazgo de una especie muy rara y fácilmente confundible en campo, razones por las cuales pudo haber pasado desapercibida en estudios previos. Hasta el momento la situación de sus poblaciones es incierta, según los biólogos, quienes advierten que es probable que estén en vulnerabilidad debido a la presión que existe sobre los ecosistemas en que fue encontrada.

Varios individuos de S. garayi se cultivan actualmente en el Epifitario de la Hacienda Macondo, donde serán monitoreados, estudiados, propagados y posteriormente reintroducidos en los bosques de la región. El proyecto del Epifitario de la Hacienda Macondo, financiado por la empresa Poligrow Colombia Ltda., tiene como objetivo investigar y conservar la flora epífita de esta región de la Orinoquía Colombiana.

Si bien no es menospreciable el hecho de ampliar el rango de distribución de la especie y de anotar una más en la extensa lista de las 4.011 orquídeas colombianas, lo más relevante en este caso es recalcar la importancia de respetar y conservar estos escasos relictos de bosque, en este caso en la ecotonía Orinoquía-Amazonía.

Este hallazgo, manifiestan los investigadores, “también nos demuestra que aún en estos lugares quedan nuevas e interesantes especies por investigar y nos invita a detenernos en sus componentes florísticos como pieza fundamental en la elaboración de los planes de manejo ambiental para la zona y ecosistemas afines”.