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Foto: Luz Daniela Jiménez

Navegación sin motores, avistamiento de aves, coloridos atardeceres, senderos ecológicos y otros atractivos naturales ofrece este parque regional natural en el Meta. (Foto: Carlos Julio Ayala)

 

La laguna que vista desde el aire dibuja el mapa de Colombia, es una de las mayores atracciones del parque regional natural Loma Linda, en el que también sobresalen los bosques de palma de moriche y otras propias de la Orinoquia, como el choapo, una palmera bautizada por los indígenas como “caminadora”, porque sus raíces van emergiendo de la tierra.

Este parque regional natural, ubicado en el municipio de Puerto Lleras (Meta), a dos horas de Villavicencio, por la vía que conduce a San José del Guaviare, tiene mucho para mostrar: 102 especies aves, 49 de peces, 28 de mamíferos, 15 de anfibios y 16 de reptiles, algunas de ellas endémicas, además de 124 especies de flora.

Loma Linda, cuyo paisaje hace honor a su nombre, inicialmente fue “colonizada”, por miembros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), una organización norteamericana de evangelizadores, a la cual pertenecen también holandeses, japoneses y alemanes, quienes durante 30 años construyeron y habitaron una ciudadela dotada con vías, acueducto propio, colegio, oficina de correos, estación de bomberos, una imprenta y hasta aeropuerto.

Debido al conflicto armado en la zona, los integrantes de esta organización abandonaron el país hacia 1995, durante el gobierno de Ernesto Samper, cuando le entregaron las instalaciones construidas al entonces ministro del Interior, Horacio Serpa.

Y aunque la mayoría de las 120 cabañas que habitaban los más de 100 evangelizadores fueron prácticamente saqueadas por personas provenientes del municipio de Puerto Lleras y de los alrededores de la reserva, algunas de estas fueron reconstruidas y han sido adaptadas como hospedajes para los ecoturistas. Es el caso de la cabaña de Orlando y F…, una de las más confortables, dotada con un completo menaje de cocina, y la de don Héctor, que ofrece vista a la laguna.

Personas que trabajaban para la organización norteamericana y algunas más que inicialmente invadieron estos predios, lograron que se les titularan los terrenos que hoy habitan o que se les reubicaran, según el realinderamiento del parque.

Los propietarios de esos predios se organizaron en la Cooperativa Multiactivacoturística Loma Linda (Coomecol), que les brinda diversos servicios a los visitantes: hospedaje, alimentación, recorridos por senderos para avistamiento de aves, reconocimiento de ecosistemas y una breve historia sobre la ciudadela construida por los extranjeros.

Tal como lo recuerda con Héctor, pese a que hace algunos años y antes de que la reserva hídrica fuera declarada parque regional, llegaban visitantes a hacer hogueras y a contaminar la laguna con los residuos de la comida que preparaban, hoy día se cuenta con un perfil de turista más consciente del cuidado ambiental.

La laguna tiene un espejo de agua de 74,96 Has, una profundidad promedio de 3.5 mts y una extensión total de 1.262,69 has, incluyendo su franja de protección.

En Loma Linda se puede madrugar a ver la amplia variedad de aves, entre las cuales se destacan el tucán de pico rojo, el yátaro y algunas endémicas como la lora cariseca, en honor a la cual bautizaron uno de los senderos que recorren los turistas, según cuenta Charlie, uno de los guías y miembro de la cooperativa.

El guía también se detiene para mostrar las hojas del chaparro, cuya superficie rugosa fue aprovechada en su momento por los indígenas de la zona, quienes las utilizaban como estropajo.

No es raro que un grupo de pescadores sorprenda a los turistas con una sarta de bocachico, de yamú o de agujeto, algunas de las especies que obtienen en los caños Chigüiro y Cachirre, aledaños a la laguna, o en el río Ariari, donde también se encuentran palometas.

En Loma Linda se puede acampar, según los promotores turísticos y los funcionarios de Cormacarena, corporación ambiental a cargo de esta área, que fue declarada como parque regional natural en 2011.

La laguna solo se puede recorrer en kayacs o en unas balsas sin motor construidas por los promotores turísticos, dado que allí no se permiten embarcaciones motorizadas, por el impacto ambiental que generan.

Otro de los emprendedores, don Ferney, quien prepara por encargo uno de los más deliciosos sancochos de gallina criolla, diseñó una bicicleta acuática que también le alquila a los visitantes.

Entre los bellos amaneceres y atardeceres de este exótico ecodestino, los miembros de la cooperativa ofrecen bebidas, postres y toda la información que requieran los amantes del turismo de naturaleza.

Don Héctor Castañeda, presidente del Consejo Directivo de la Cooperativa, al igual que los demás miembros de la cooperativa, tienen hoy todas sus esperanzas puestas en el ecoturismo, lo cual les permitiría aprovechar el territorio de una manera sostenible y evitar un proyecto de explotación petrolera al cual se han opuesto en varias oportunidades.

De hecho, don Héctor, advierte que para este año el Instituto de Cultura y Turismo del Meta, tiene prevista una inversión de $2.045 millones para la adecuación de los senderos y muelles, a fin de  construir una torre para el mejor avistamiento de las aves.

Durante los recorridos o en los momentos de recreación, los promotores turísticos de Loma Linda van contando anécdotas de este lugar, como la leyenda que corrió por muchos años, en la  que se decía que en la laguna había uranio, que estarían explotando los evangelizadores. También cuentan que un alcalde de Puerto Lleras arruinó la pista área a la que llegaban hasta aviones de carga, para sembrar pastos y darle paso a un hato ganadero. Se cuenta  además que cuando los evangelizadores extranjeros abandonaron su ciudadela, algunos lugareños se alzaron hasta con las baldosas de las viviendas.

Y hay quienes señalan que la generación de las familias del Instituto Linguistico que nació y creció en la ciudadela, quieren volver a este territorio. De hecho, comenta don Héctor, uno de ellos, Bart, anunció que están preparando una excursión para este año.

Hay que ir a Loma Linda, para adentrarse en el paisaje, disfrutar del más colorido atardecer Llanero y de la cultura de este inmenso territorio.