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Bogotá, Febrero de 2012.- La Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA) rechazó las declaraciones del procurador, Alejandro Ordóñez, en el sentido de que las corridas de toros son un “acto civilizador” en el cual “sale triunfadora la razón”. Para la organización, éstas son "un acto de barbarie donde la que triunfa es la crueldad y la falta de compasión por un ser vivo que siente y sufre".

En comunicado de prensa difundido ayer, la Organización señala que es absolutamente desafortunado para esta sociedad que, mientras un altísimo número de personas encuestadas por diferentes medios muestran un claro desacuerdo con un espectáculo de la muerte, funcionarios que tienen en sus competencias la defensa de los intereses públicos tengan posiciones tan faltas de humanidad, desconociendo que la ciencia del bienestar animal deja claro que los toros son seres que sienten y sufren, y que por tal motivo es absolutamente inaceptable que se les inflija dolor en nombre del entretenimiento.

"La naturaleza del toro en ningún momento le ordena morir en la lidia, es el ser humano, a beneficio de la industria taurina, quien le escoge el destino de ser lastimado repetitivamente en una plaza de toros, a cambio de un olé de un público cada vez más reducido en la modernidad de un mundo que ya ha empezado a entender que la crueldad hacia los animales es algo inadmisible por razones de bienestar animal", precisa la WSPA.

Según el procurador, “Debe respetarse a las personas que dentro de sus tradiciones culturales van a las corridas”. Para Luis Carlos Sarmiento, director de la WSPA Suramérica, “ni la tradición ni la cultura deben ser entendidas ni promovidas como excusa para la crueldad, menos en una sociedad que adolece de violencia.

Desde el punto de vista de la WSPA, el alcalde Petro no “exageró” en su decisión de buscar la prohibición de las corridas de toros, al contrario, asumió una posición vanguardista que hay que celebrar en Bogotá. “Experiencias como las de Cataluña, en España, muestran contundentemente que ya es momento de re evaluar las tradiciones y evolucionar hacia una sociedad global más humanitaria y compasiva, capaz de respetar las necesidades de los animales y de convivir pacíficamente con ellos, en lugar de utilizarlos como elemento de diversión para unas minorías,” concluyó Sarmiento.