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Líderes de comunidades indígenas como Delio Suárez, del Guainía, le piden a la Corte Constitucional revisar el fallo que prohíbe esta práctica, al advertir que de dicha actividad dependen buena parte de los ingresos de muchas familias nativas, campesinas y afro.

 

 

BOGOTÁ D.C.- Desde el departamento de Guainía llegó a Bogotá el líder indígena Delio Suárez, capitán de la comunidad de La Ceiba -Resguardo Almidón- y presidente de la agrupación Ramsar de la Estrella Fluvial de Inírida, para solicitarle formalmente a la Corte Constitucional revisar el fallo en el cual se contempla la prohibición de la pesca deportiva, al advertir que de esta actividad dependen los ingresos de muchas familias que se dedican a acompañar a pescadores deportivos que llegan hasta sus regiones en plan recreativo.

Para los pobladores de regiones a las cuales llegan los pescadores deportivos en busca de lagos y lagunas para su práctica, la posibilidad de que se prohiba esta actividad representa una amenaza a su economía de subsistencia, toda vez que varios de ellos han adecuado instalaciones para alojar a los pescadores deportivos y acompañarlos en sus faenas, que por lo general se extienden hasta por 6 días y en especial durante las temporadas que van de noviembre a marzo.

Según el fallo de la Corte Constitucional, esta actividad "vulnera la prohibición constitucional de maltrato animal como desarrollo de la protección al medio ambiente en aplicación del principio de precaución", por lo cual debe excluirse del ordenamiento jurídico. Adicionalmente, el alto tribunal considera que "aunque no es posible definir con absoluta certeza las consecuencias nocivas de la pesca deportiva en término de los principios de protección y bienestar animal, ni el impacto, ni el deterioro de los recursos hidrobiológicos, sí existe información científica relevante que exige evitar impactos nocivos en estos seres y su entorno", por lo cual debe preferirse la exclusión de la actividad.

"Venimos pescando toda la vida para consumo y hoy también apoyamos la pesca deportiva, con visitantes nacionales y extranjeros", le dijo a Revista ECOGUÍA, Delio Suárez, quien asegura que los pescadores artesanales tienen alto respeto por el medio ambiente y no matan a los peces, sino que los devuelven al lago o a la laguna donde están practicando esta actividad.

El líder indígena mencionó algunos de los peces que más se utilizan, entre ellos los pabones, de los cuales existen al menos tres especies -pinta e lapa, correa y verde o normal- que hoy día se encuentran en riesgo de extinción, pero precisamente con ayuda de las comunidades indígenas se promueve una pesca controlada, por medio de un círculo de sostenibilidad.

Precisamente en esta tarea por preservar la riqueza ictiológica de la zona, los indígenas recomiendan que en las faenas diarias que realizan las comunidades para su consumo, no utilizar mallas de ojos pequeños, para evitar que caigan en las redes los peces pequeños o juveniles, que garantizan la supervivencia de estas poblaciones. De igual manera se está considerando cómo proteger a los individuos en edad reproductiva.

En las tres cuencas de la estrella fluvial existen varias lagunas, por lo cual las comunidades se han organizado para acompañar las actividades de pesca deportiva, de la cual se benefician familias de La Ceiba y de diferentes sectores como Barranco Tigres, Bachaco, Santa Rosa, parte del Atabapo y parte del Guaviare e incluso hasta el Vichada. Según Delio, se trata de una cadena de lagunas, en las cuales se tiene en cuenta la capacidad de carga y períodos de descanso, para no afectar las poblaciones de peces.

Alrededor de la pesca deportiva se mueven motoristas, lancheros y mujeres encargadas de la atención gastronómica, además de los guías que acompañan a los visitantes. Sobre la demanda de la pesca deportiva en estos territorios, el líder indígena señala que previamente se tiene un acuerdo para atender un número determinado de pescadores, según las condiciones de cada laguna. En La Ceiba, por ejemplo se reciben, máximo, 8 pescadores por grupo y se permite el acceso de dos grupos al mes por cada laguna. En temporada alta, pueden llegar hasta 11 grupos para los diferentes cuerpos de agua.

Los pescadores que llegan a Inírida, se instalan en la comunidad, que cuenta con cabañas para brindar alojamiento con servicio de alimentación incluido. A ellos se les pide usar el anzuelo adecuado y manejar con mucho cuidado los señuelos, aunque el vocero indígena asegura que los pescadores son expertos y que una vez atrapan al pez lo arrastran, lo levantan con una boga, lo pesan, le dan un beso en señal de agradecimiento y lo devuelven al agua.

La comunidad de La Ceiba está conformada por los descendientes de las comunidades indígenas Tukano y Cubeo, que llegaron desde el Vaupés, a la que posteriormente se unieron personas de la etnia Curripaco, y se integraron con miembros de la etnia Puinave, habitantes originales de la región. Desde hace unos años, Delio Suárez ha liderado un plan con la comunidad para rescatar los saberes de sus mayores en temas culturales, medicina y aprovechamiento sostenible de los recursos que les da la selva.

Los integrantes de esta comunidad se han orientado a actividades productivas sostenibles y al turismo. En la actualidad desarrollan un proyecto de producción de miel y derivados de la apicultura de meliponas (abejas silvestres sin aguijón), y continúan con la extracción de escalares (peces ornamentales) de manera sostenible en sus lagunas.

También llevan varios años desarrollando actividades turísticas como el senderismo y el avistamiento de aves, debido a las bondades de este tipo de turismo de naturaleza, y principalmente al turismo de pesca deportiva, que es la actividad que mejores ingresos les genera, en asocio con operadores logísticos y turísticos nacionales.

En esta actividad, la comunidad, además, se concentra en el cuidado de las lagunas de las cuales extraen peces ornamentales en la temporada de cría (se venden las crías) y algunos peces para su consumo en la temporada seca, que es cuando se presenta el turismo de pesca.

En Colombia se generan alrededor de $276.713.5 millones por la pesca, sin tener en cuenta hoteles, transportes, pasajes aéreos, restaurantes, combustible y permisos, lo que significa que al menos 117 operadores logísticos, 1.640 guías, 272 auxiliares, 78 tiendas, 31 comunidades y más de 2.510 familias dependan económicamente de esta actividad en todo el país.