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Académicos recomiendan poner en práctica, de manera simultánea, todas las acciones de control poblacional de esta especie invasora lo antes posible, para disminuir costos y evitar más afectaciones a los ecosistemas y a la sociedad.

 

BOGOTÁ D.C.- Aunque solo llegaron 4 a Colombia en los años 80, por cuenta del extinto narcotraficante Pablo Escobar, hoy se calcula que en el país hay más de 200 hipopótamos, la mayoría de ellos juveniles y en edad reproductiva, lo que indica que siguen aumentando más rápido de lo esperado, con el riesgo que esto implica para los ecosistemas y para las personas que habitan en las zonas por donde deambulan en las noches.

Las características de estos gigantes, provenientes del África, que caminan -no nadan- por los lagos donde se establece, son equivalentes a las del chigüiro, solo que mientras este último pesa máximo 60 kilos y tiene una edad promedio entre 10 y 12 años, el hipopótamo vive casi 50 años y su peso es de tres toneladas. “Si quisiéramos compararlos con un mamífero grande, podría ser con los tapires, aunque el hipopótamo pesa 10 veces más”, precisó Hugo López Arévalo, profesor del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional, quien fue invitado a exponer los resultados del estudio realizado por dicha institución y el instituto de investigaciones Alexander von Humboldt.

Estos enormes individuos, que pueden sobrevivir en pantanos, son territoriales y comen bastante, se han venido multiplicando a paso rápido. Ya en 2014, según el biólogo, se hablaba de 50; para 2018, el Humboldt divulgó una infografía que daba cuenta de una cifra mayor de esta población, que en ese año ya llegaba al municipio de Yondó, en Antioquia. En ese entonces, algunos veterinarios que habían realizado estudios en torno a estos megaherbívoros en un ecosistema tropical empezaron a plantear la eutanasia, generando una polémica en torno a esta posibilidad.

En 2019, un estudio de la Florida International University, señalaba que para el año 2050 podría haber entre 400 y 800 hipopótamos (Hippopotamus amphibius) en Colombia si no se toman medidas, si se mantiene el crecimiento poblacional del 7%, pero si se considerar un 11% de aumento, podrían llegar a 5.000.

En 2021, biólogos colombianos llevaron al escenario nacional la discusión sobre lo que estaba pasando con los hipopótamos y plantearon acciones de manejo, las cuales generaron reacciones a favor y en contra. Brigitte Baptiste, ex directora del von Humboldt, señaló en su momento que se trataba de un problema casi similar al coronavirus. Por su parte, el director del ICN, Gonzalo Andrade, aplaudió la declaratoria de especie invasora por parte del Ministerio de Ambiente en 2021, lo que abría la posibilidad de desarrollar acciones de control. El director de Cornare, a su turno, anunció la esterilización de algunos de estos ejemplares, para evitar la reproducción. Y, más recientemente, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, anunció que se tramita la traslocación de 60 animales a la India y México.

Para los investigadores que realizaron el estudio, se deben ejecutar en forma simultánea todas las acciones recomendadas para el control poblacional de esta especie, porque hay diferentes fases de invasión.

Algunos ambientalistas, entre tanto, han pedido su protección y han instaurado tutelas para conservarlos. Precisamente una de esas acciones jurídicas logró que se prohibiera la caza de control, una de las estrategias sugeridas por el equipo de expertos. Los diputados de Antioquia, por su parte, firmaron un compromiso para proteger a los hipopótamos. Incluso ha habido campañas invitando a “adoptar un hipopótamo”

Propuesta informada

Las acciones de manejo propuestas después del estudio realizado con el fin de tomar una decisión técnica para el manejo de este problema incluyen la eutanasia, la caza de control y la esterilización, hasta el traslado o traslocación, tal como lo detalló el investigador Rafael Moreno, otro de los expertos invitados al ICN, para presentar los resultados del estudio realizado. En su concepto, es clave aumentar la mortalidad y disminuir la reproducción.

En el trabajo adelantado para llegar a estas acciones de manejo participaron también el MADS y personal de las corporaciones regionales, según lo mencionó el expositor. Los resultados se hicieron públicos pocos días después de haberse presentado el accidente que acabó con la vida de uno de estos ejemplares, al parecer proveniente de la Hacienda Nápoles, parque temático que alberga aproximadamente 117 hipopótamos, la mayor cantidad en el país.

Los resultados de este estudio, que se pueden consultar en la página del Secop, se obtuvieron después de un proceso desarrollado entre noviembre de 2021 y 2022 -14 meses-, según indica el investigador Moreno.

El trabajo, que tuvo una cobertura de 21 municipios y 85 comunidades, incluyó desde documentación acerca de esta especie tan desconocida en el país, pasando por las áreas de estudio, el trabajo de campo y entrevistas, modelos matemáticos para calcular la distribución de esta especie, entre otros aspectos.

“Se utilizaron 50 registros que se conocían de la especie para distribución espacial, variables climáticas y bioclimáticas, se navegaron 1.720 kilómetros y algunos recorridos se hicieron a pie. También se recorrieron 115 km cuadrados con drones, de ecosistemas lénticos, para determinar componentes relacionados con el ambiente. En cada recorrido se obtuvieron 282 unidades de muestreo que se repartieron en diferentes ecosistemas y abarcaron 15.000 hectáreas”, detalla. Y agrega que, en general, se calculó un área de estudio que corresponde a planicies aluviales del río Magdalena y parte del río Cauca, además de la depresión Momposina.

Uno de los grandes objetivos era obtener un mapa que permitiera espacializar el riesgo socioambiental por la presencia de hipopótamos y plantear acciones de manejo, enfatiza el investigador.

Así, se seleccionó un modelo para establecer el tamaño de los hipopótamos, cómo y donde se distribuyen y cuál es la dinámica futura, con base en información actualizada. “Hicimos un análisis espacial para determinar el ámbito de hogar, dónde permanecen la mayor parte del tiempo y donde hacen la mayoría de las actividades de su ciclo de vida”, subraya.

Para el componente de hábitat, el equipo encargado indagó sobre las condiciones para que el hipopótamo se estableciera. Estos animales, según el biólogo expositor “tienen una restricción morfológica que les impide consumir plantas altas y prefieren corrientes tranquilas, especialmente cuando tienen crías”. Además, se ubican especialmente en ecosistemas acuáticos, les gusta los ambientes más calurosos posibles y con mayor humedad, como en el Magdalena Medio.

La población total se distribuye en 7 grupos: el más grande se encuentra en la Hacienda Nápoles y cerca al casco urbano del corregimiento Doradal. En segundo lugar, está Cocorná, desde el río que lleva el mismo nombre, hasta su desembocadura en el Magdalena. En Nare y Berrío, a pesar de que hay individuos y se están reproduciendo, su crecimiento aún no es rápido. El resto de las poblaciones están asociadas a fases de establecimiento.

Con relación a la estructura poblacional, se identificó que la mayoría de los individuos son juveniles y sub adultos, el 30 % en edad reproductiva. No solo se reproducen, sino que crecen muy rápido, mucho más que en África, menciona el investigador Moreno.

Pescadores y mineros, entre los afectados

En términos de subsistencia, el estudio realizado encontró que la pesca es una de las actividades afectada, tal como lo señalan los pescadores, quienes mencionan que salir a faenas nocturnas es un riesgo, por la presencia de los hipopótamos. Agricultores y ganaderos se han quejado de la destrucción de cercas. También han tenido que interrumpir sus actividades las personas que se dedican a la minería extractiva en los ríos, pues los hipopótamos están en las zonas de baja profundidad.

Es de anotar que en las entrevistas realizadas a pobladores de la región, se garantizó que las respuestas solo vinieran de personas que habían interactuado directamente con estos animales. En estas también se reflejó que en lugares donde se ha detectado su presencia, los niños no pueden salir por temor a ser atacados.

Se sabe, además, que los chigüiros se sienten amenazados por esta especie, lo que también les impide movilizarse en el agua. Y en zonas como la ciénaga de Zapatosa, se ha registrado la disminución de especies nativas por esta causa.

Al ritmo de crecimiento que alcanzaron los hipopótamos en Colombia el problema se torna más complejo y costoso. Por eso, la recomendación de los académicos es actuar ya y en forma simultánea.