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Este reptil hembra, que al parecer se había escapado de un zoocriadero, probablemente ubicado sobre la ribera del río Magdalena, llegó a San Andrés Islas, donde fue rescatado por las autoridades ambientales que ahora lo trasladarán a su lugar de origen en el departamento del Magdalena.

 

SANTA MARTA.- En un trabajo interinstitucional entre la Corporación Autónoma para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina), la Armada Nacional, la Fuerza Área de Colombia, la Policía Nacional y la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag), un caimán aguja hembra o Cocodrilo Americano (Crocodylus acutus), de aproximadamente 2,04 metros de largo, regresará a su hogar luego de recorrer, en el 2018, aproximadamente 700 kilómetros entre el Magdalena y la Isla de San Andrés.

Aunque este reptil es una especie de amplia distribución, pero muy poco común en el archipiélago, en 2018, Carolina encontró este ejemplar en las playas de Sound Bay (área turística), y con el apoyo de la estación de Guardacostas de San Andrés y la Base Naval ARC San Andrés (ubicada en el sector del Cove), lo trasladó a un "hábitat" provisional de albergue con condiciones similares a una laguna lodosa, para garantizar su bienestar en esa Unidad Militar del Comando Específico de San Andrés y Providencia.

Allí fue alimentado y monitoreado permanentemente por personal militar y de Coralina en un trabajo conjunto con veterinarios voluntarios, asesorados por expertos nacionales e internacionales.

Para establecer la procedencia del cocodrilo fue necesario realizar estudios genéticos, para lo cual se logró el apoyo voluntario de dos equipos científicos, el primero conformado por los doctores Susana Caballero y Paul Bloor, y el biólogo Thomas Viloria-Lagares, de las universidades de los Andes y Nacional, respectivamente; y el segundo, conformado por el equipo de trabajo del doctor Sergio A. Balaguera-Reina, de la Universidad del Tolima, conjuntamente con el Invemar.

Los resultados de los dos estudios independientes confirmaron que el animal no solo es colombiano, sino que pertenece a una de las poblaciones de cocodrilos de la cuenca del Magdalena.

Al analizar las marcas que el individuo tiene en su cola, el equipo técnico de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena Corpamag determinó que el ejemplar proviene de un zoocriadero, según los análisis genéticos ubicado sobre las riberas del Magdalena. Se trata de un ejemplar nacido en cautiverio, marcado al momento de nacer, que escapó y viajó con las corrientes superficiales del Caribe, hasta llegar a San Andrés Islas.

Además, se logró establecer que el animal permaneció en el medio marino al menos un año, tiempo estimado por los crustáceos sésiles adheridos a su cuerpo, que, según el experto consultado de la Universidad Nacional, doctor Nestor Campos, tardan aproximadamente un año en alcanzar su etapa adulta.

Su regreso al Magdalena

Coralina solicitó apoyo a la Fuerza Aérea de Colombia, que a través del Grupo Aéreo del Caribe, vienen apoyando múltiples temas ambientales en el San Andrés, y de este modo, en el marco de sus operaciones, se planificó el traslado del animal desde la isla de San Andrés a la ciudad de Santa Marta, donde el cocodrilo será recibido por personal de Corpamag.

Para el traslado se prevé el acompañamiento en el vuelo de un profesional en fauna silvestre de la FAC, quien a su vez cuenta con toda la documentación emitida por ambas corporaciones para la legitimidad del traslado aéreo del animal, y por ende garantizar su cuidado integral.

Inmediatamente, la Autoridad Ambiental del Departamento del Magdalena lo trasladará a su Centro de Atención de Fauna Silvestre- CAVF, para su atención, valoración y correcta disposición final, después de realizar los análisis genéticos que comprobarían el lugar de procedencia del cocodrilo: la gran cuenca Magdalena.

El individuo pasará su cuarentena en el CAVF y será puesto bajo observación por el equipo de biólogos y veterinario para establecer su salud comportamental y física de acuerdo con los protocolos establecidos por el Ministerio de Ambiente (Resolución 2064 del 2010). Y finalmente, si el animal se encuentra en óptimas condiciones, se evaluarán los mejores sitios donde se puede liberar para garantizarle su supervivencia, en áreas lejos de la interacción con los seres humanos, quienes representan su mayor amenaza.

Para Corpamag esta especie ha sido priorizada en las acciones y como objeto de conservación dentro su Plan de Acción 2020-2023 y le brindará un adecuado manejo y cuidado.

Una especie en peligro de extinción

El Caimán Aguja (C. acutus) es uno de los cocodrilianos más ampliamente distribuidos, extendiéndose por las aguas del Pacifico y del Caribe, tiene grandes poblaciones en el continente americano, desde el sur de Estados Unidos hasta Perú, razón que le otorga el nombre común a la especie "el Cocodrilo Americano".

Esta especie posee una de las adaptaciones mas importantes para resistir estas migraciones oceánicas que lo diferencian de los otros cocodrilos, tienen unas glándulas sublinguales de la sal, especializadas y ubicadas bajo su lengua, se encargan de excretar el exceso de sal de su sangre hacia el exterior, de esta manera mantienen el equilibrio osmótico de su cuerpo, lo que les permite vivir también en agua salada e incursionar en territorio oceánico.

Estas migraciones marinas son únicamente realizadas por individuos adultos, debido a que en los juveniles estas glándulas aún no han madurado y no son funcionales. Los caimanes alcanzan la edad sub adulta pasados los dos metros de longitud, siendo ese el momento donde sus órganos reproductivos se encuentran listos para la reproducción. Esta madurez sexual tarda entre 8 y 9 años.

El caimán aguja está catalogado en grado de amenaza a nivel mundial como Vulnerable –(IUCN 2018) y nacional En Peligro –(EN); dado que también esta listada en el Apéndice I de la Convención Sobre El Comercio Internacional de Especies Amenazadas de La Flora y La Fauna Silvestre –CITES.

Las autoridades ambientales de San Andrés y del Magdalena, Coralina y Corpamag, respectivamente, resaltan el trabajo interinstitucional logrado para la protección y conservación de esta especie en peligro, y agradece a la Policía Nacional, Armada Nacional, a través de su Fuerza Naval del Caribe, FAC, Sirap Caribe y Asocars, así como a los investigadores de las universidades y el Invemar, por su  apoyo permanente el cual permitió desarrollar un  trabajo científico, organizado y de impacto para la fauna silvestre, digno de mencionar y recordar. 

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