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El Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Cuchilla del San Juan, en Risaralda, área que fue declarada protegida en el 2000, con una extensión de 11.039 ha, amplía su zona de protección en 18.613  ha, llegando a 29.652,9 ha. 

PEREIRA.- El Consejo Directivo de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Carder, aprobó la ampliación del DRMI Cuchilla del San Juan, extendiendo el área protegida a 29.652 ha, con lo cual se inicia la planeación del manejo, para la ordenación y regulación de las actividades que se desarrollen allí, con destino a preservación, uso sostenible, restauración, conocimiento y disfrute.

Cuchilla del San Juan es una iniciativa de conservación promovida desde inicios de 1990 por la Gobernación de Risaralda y apoyada por la Carder. Posterior a la firma de los Acuerdos de Paz en el 2016, se evaluó la posibilidad de incluir los bosques naturales en el DRMI, para lo cual solicitó el apoyo del Instituto Humboldt. 

En 2020, se inició el proceso de ampliación, en articulación con la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, WCS –por sus siglas en inglés–; el apoyo de Naturaleza y Cultura Internacional, NCI, y las comunidades que habitan el área protegida y su zona de influencia. Así, hoy se hace oficial su adición de 18.613  ha, para quedar con un total de 29.652,9 ha protegidas.

En esta área se identifica la necesidad de conectar ecológicamente las áreas protegidas del sur de Antioquia como La Reserva Forestal Protectora Regional Farallones de Citará y el Distrito Regional de Manejo Integrado Cuchilla Jardín Támesis, y hacia el sur, el Parque Nacional Natural Tatamá y la Serranía de los Paraguas en el Valle del Cauca. Adicionalmente, se prioriza la riqueza biológica de los bosques andinos y subandinos que se encuentran en la confluencia entre el Chocó biogeográfico y los Andes tropicales.

Cuchilla del San Juan se encuentra en jurisdicción de los municipios de Apía, Belén de Umbría, Pueblo Rico y Mistrató, en el departamento de Risaralda, donde no solo viven comunidades campesinas, sino que también es una área de alto endemismo de especies de fauna y flora, algunas en peligro de extinción, por lo que protegerlas es imprescindible.

El DRMI Cuchilla del San Juan es un reservorio de biodiversidad. De acuerdo con las expediciones biológicas realizadas en el polígono de ampliación, se registraron 1636 especies entre plantas y animales (724 de flora y 912 de fauna); de las cuales, 116 son endémicas, es decir, con distribución restringida para Colombia.

Del total de especies registradas en Cuchilla del San Juan, de acuerdo con la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, 307 tienen tendencia poblacional a decrecer globalmente, 53 están en categoría de Amenaza, 8 especies en Peligro Crítico, 18 en Peligro y 27 Vulnerables.

Como especies carismáticas, en el área se encuentran el oso andino (Tremarctos ornatus), el puma (Puma concolor) y aves de interés para el turismo ecológico como la tangara aurinegra (Bangsia melanochlamys) y la bangsia de Tatamá (Bangsia aureocincta).

En plantas, se estima que existen cerca de 47 especies endémicas para Colombia; de las cuales, 14 están amenazadas a nivel nacional, como son los árboles Magnolia jardinensis (endémica y en Peligro Crítico, CR) y el Magnolia urraoensis (endémica y En Peligro, EN).

De otro lado, los ecosistemas que rodean a Cuchilla del San Juan están entre las ecoregiones de los Andes tropicales y el Chocó biogeográfico, ambas consideradas como hotspot de biodiversidad a nivel mundial; es decir, áreas que son hogar de una gran diversidad de especies endémicas y que presentan altos niveles de pérdida de hábitat, de ahí que sea urgente protegerlas.

Gracias a la ampliación del área protegida de Cuchilla del San Juan, estas especies se fortalecen como Valores Objeto de Conservación (VOC) los cuales son indicadores en el tiempo del manejo efectivo que se realice en el área protegida y de esta manera establecer un plan de manejo que permita mantener y aumentar el número de individuos existentes y evitar su decrecimiento.

¿Qué sigue?

La ubicación privilegiada de Cuchilla del San Juan hace que el área esté expuesta a presiones directas y factores que contribuyen a desencadenar o agudizar el efecto en las mismas, como son: interacciones negativas, especialmente humano-felino y águilas  (cacería de retaliación); actividades agropecuarias sin planificación; sistemas de monocultivo y retorno al territorio con la intención de recuperar los predios abandonados por más de 20 años, debido al conflicto armado en los 90 y 2000, lo que genera ampliación de la frontera agropecuaria,

Todo esto significa un reto para regular el uso de los recursos naturales por parte de los campesinos y desarrollar estrategias de vigilancia y control por parte de la autoridad ambiental, permitiendo minimizar los efectos negativos hacia el área protegida.  

Con la declaratoria de ampliación del área protegida se realizará la actualización del plan de manejo, se espera que eso incluya actividades de fortalecimiento de la gobernanza, sistemas productivos sostenibles para mejorar medios de vida, la implementación de una ruta de negocios verdes, turismos sostenible, restauración ecológica y monitoreo de la biodiversidad; identificando oportunidades de beneficio local que aporten a la conservación del DRMI, desde el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes locales.

Esta declaratoria se da gracias a la alianza interinstitucional que desde el 2020 han trabajado mancomunadamente. El Instituto Humboldt, junto con WCS, han sido piezas determinantes al ofrecer la asesoría técnica a la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Carder, autoridad ambiental, líder del proceso de ampliación, NCI y WCS fueron los financiadores; mientras que la Federación Comunitaria para el ordenamiento y manejo de las áreas protegidas de Risaralda, Fecomar, fue el implementador y coordinador en el territorio. Sin olvidar que en todo el proceso de ampliación se contó con la participación activa de la comunidad de los municipios Pueblo Rico y Mistrató.

“El diálogo social es clave para poder consolidar un proyecto de área protegida. Aliarse con organizaciones sociales y ambientales locales es estratégico para construir capacidades alrededor de la conservación y así darle sostenibilidad en el tiempo. Las comunidades campesinas que habitan esta área también se verán beneficiadas a través del apoyo a proyectos de fomento del turismo ecológico sostenible y el fortalecimiento de sus capacidades”; explica Luis Santiago Castillo, investigador del Centro de soluciones basadas en la naturaleza del Instituto Humboldt. 

Al respecto, la comunidad ha manifestado el valor del aprendizaje alcanzado a través de este proyecto de ampliación. “Éramos ciegos ante la riqueza que tenemos porque la vemos a diario, pero no sabíamos de su potencial, que no es solo para nuestro entorno, sino a nivel global. Es un corredor que nos cubre desde el sur de Antioquia hasta Tatamá. Tenemos una despensa rica en fauna y flora”, concluye Luis Elías Grajales, coordinador del acueducto de la Vereda Mampay en Mistrató.

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